Jack la hizo, callar, con suavidad, colocando un dedo sobre sus labios.
-Está bien, está bien, no te preocupes. Sabes que se me da fatal explicar las cosas, pero, si insistes, lo intentaré.
Victoria asintió, agradecida. Jack respiró hondo. Había ensayado aquella conversación muchísimas veces. Pero jamás habría imaginado que se produciría después de enterarse de que Victoria se veía en secreto con Kirtash. Intentó no pensar en ello. Cerró los ojos un momento y trató de poner en orden sus pensamientos antes de empezar:
-Claro que me importa lo que ha pasado, Victoria. Claro que me molesta que... te hayas... enamorado, o lo que sea... de Kirtash. Precisamente de él. Pero ni la resistencia, ni mi orgullo, ni mi odio hacia él tiene nada que ver con esto. Lo que me pasa, Victoria, es simplemente... -tomó aliento y lo soltó de un tirón, -que estoy celoso. Terriblemente celoso.
-¿Qué? -soltó Victoria, estupefacta.
-Pero no tengo derecho a enfadarme contigo. Primero, por que has arriesgado tu vida por mí. Te importo de verdad. Todavía estoy levitando -confesó, enrojeciendo aún más.
-Segundo -prosiguió, antes de que ella pudiera decir nada, -entre tú y yo no hay nada más que amistad. Lo que hagas con tu vida privada, a quién decidas querer, es cosa tuya. No soy tu novio ni nada por el estilo. No veo por qué iba a enfadarme porque estés con otra persona que no sea yo. Tus sentimientos no me pertenecen, ni a mí, ni a la resistencia, por más que Alexander intente hacerte creer lo contrario. Y ni yo, ni Alexander, ni nadie, tenemos derecho a intentar controlar lo que sientes. Eso que te quede bien claro.
-Tercero: ¿Que Kirtash es nuestro enemigo, que es un asesino? ¿Qué lño odio con todo mi ser? Es verdad, pero en estos momentos, Victoria, me importas tú mucho más que él, mucho más que la resistencia. Una vez me dijiste que me importaban más mis enemigos que mis amigos. Pero eso se acabó hace mucho tiempo.
-Y por último: es culpa mía, solo mía. Hace siglos que tendría que haberte dicho lo importante que eres para mí. Pero soy estúpido, y ha tenido que venir Kirtash a rondarte para que me decidiera a decírtelo. Tuve mi momento y lo dejé pasar. Me marché, te di la espalda por que era un crío y tenía miedo de... yo qué se... pensaba que no estaba preparado y... bueno, resumiendo, que perdí mi oportunidad. Hasta Alexander, que es tan bruto para estas cosas, se ha dado cuenta de que yo estaba loco por ti. He tenido cientos de ocasiones para decírtelo, para decirte que... que te quiero con toda mi alma, que no quiero perderte, que daría lo que fuera por verte feliz -soltó de un tirón; -pero voy y te lo digo justo ahora, que tienes el corazón roto y obviamente no estás para que te caliente la cabeza y... me estoy lidiando yo solo -concluyó, azorado. Hundió el rostro entre las manos, temblando.
Victoria se había quedado muda de asombro. Los ojos se le habían llenado de lágrimas.
Pero Jack no había terminado de hablar. Alzó la cabeza de nuevo y prosiguió, con esfuerzo:
-Estoy molesto, pero tengo lo que yo mismo me he buscado. Y sin embargo, en estos momentos lo único que me importa de verdad es que te veo destrozada, Victoria, y eso es lo que más me enfurece de todo este asunto: no que hayas llegado a sentir algo por ese... ese... esa cosa. Sino que él te ha engañado, te ha utilizado, te ha hecho mucho daño. No se lo puedo perdonar. Estoy enfadado con él, no contigo -inspiró profundamente. -Bueno, ya está. Ya te lo he dicho.
Se dejó caer, sintiéndose muy débil de pronto, y apoyó la espalda contra el tronco del árbol. No se atrevía a mirar a Victoria.
Confesión de Jack a Victoria. 2da parte Capitulo VII. El Tiempo que haga falta.
Memorias de Idhún 1 La Resistencia de Laura Gallego Garcia
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