-¿Y como te va con ese chico? -preguntó entonces su abuela, de manera casual.
Los dedos de Victoria se crisparon sobre el azucarero y por poco se le cayó al suelo también.
-¿Qué chico?
-El que te gustaba, ya sabes...
-A mí no me gustaba ningún chico.
Su abuela la miró fijamente, por encima de las gafas, arquenado una ceja.
-Bueno, vale, bien, sí, me gustaba uno -confesó ella a regañadientes. -Pero he descubierto cómo es realmente y... ya no me gusta.
-¿Te ha hecho daño? -preguntó su abuela, repentinamente seria; sus ojos brillaron de una manera extraña por detrás de los cristales de las gafas, pero Victoria no la estaba mirando, y no se dio cuenta.
-¿Daño? -la chica se quedó quieta, planteándoselo por primera vez. -¿Físico, quieres decir? No, claro que no. De hecho, parece obsecionado con protegerme de todo. Pero...
-Te ha roto el corazón, ¿NO? ¿Y por qué te ha dejado?
-No me ha dejado en realidad. He sido yo quien ha decidido dejarlo a él.
-Entonces, has sido tú quien le ha roto el corazón a él.
-¿Qué? -soltó Victoria, estupefacta; no se le había ocurrido verlo así. -¡Pero si él no tiene corazón! No es un chico normal, es...
-...¿un monstruo?
Victoria se estremeció, y miró a su abuela, desconcertada. Ya era bastante insólito que ambas estuvieran hablando de chicos, pero que ella se acercara remotamente a la verdad... resultaba inquietante. No podía ser que supiera...
Recordó lo que Christian le había contado acerca de aquella mansión y su aura benéfica, y miró a su abuela, inquieta. Pero ella siguió hablando, con total tranquilidad:
-Verás, Victoria, cuando nos enamoramos, las primeras veces, idealizamos a la otra persona, pensamos que es perfecto. Cuando más nos convencemos de ello más dura es la caída. Seguro que no es tan estan mal chico.
Victoria respiró, aliviada. Aquello ya tenía más sentido.
-¿Cómo lo sabes?
-Por que todavía te gusta. Si no, no sentirías tantos remordimientos por haberlo dejado.
-¿Y tú que sabes? -replicó ella, de mal humor, de pronto. -No siento remordimientos. Ya te he dicho que he descubierto cómo es realidad y... -...¡y no estamos hablando de un chico normal!, quiso gritar.
-¿Has hablado con él después de eso?
-¡Claro que no! -replicó Victoria, horrorizada.
-Ah, ya entiendo. Entonces es que hay otro, ¿no?
Victoria cerró los ojos, mareada.
-Vamos a ver, ¿por qué de repente te interesa tanto mi vida sentimental?
-Porque hasta ahora no habías tenido una vida sentimental, hija. Siento curiosidad. Y estoy contenta. Ya era hora de que empezaras a pensar en chicos. Comenzaba a preocuparme.
Victoria abrió la boca, pasmada.
-Qué maruja eres, abuela.
-Vamos, cuéntame -la apremió su abuela -¿Cómo es ese chico que te gusta ahora?
-¿Jack? -dijo ella irreflexivamente; enseguida lamentó no haberse mordido la lengua, pero en fin, ahora la cosa ya no tenía remedio. -Pues es... podríamos decir que es mi mejor amigo. tenemos mucha confianza, es muy cariñoso, muy dulce y... parece que le gusto.
-¿Y él te gusta a ti?
-Sí -confesó ella en voz baja. -Mucho. Lo que pasa es que...
-Todavía te gusta el otro, ¿no? El chico "malo", por llamarlo de alguna manera.
-Sí -dijo Victoria, y se echó a llorar.
Sintió que su abuela la abrazaba.
-Ay, niña, dulce juventud...
-Soy rara, ¿verdad, abuela?
-No, hija, tienes catorce años. Es una enfermedad que todos hemos pasado alguna vez. y eso me recuerda que la semana que viene es tu cumpleaños. ¿Qué quieres que te regale?
Conversación entre Alegra y Victoria. 2da Parte Capitulo VII ...El tiempo que haga falta.
Memorias de Idhún 1 La Resistencia de Laura Gallego Garcia.
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